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jueves, 21 de mayo de 2015

DUCADOS

Frontera oriental: Ducado de Cantabria, Castilla y el alto valle del Ebro.
Las zonas más orientales de la Submeseta norte estaban pobladas a finales del siglo VIII por pequeñas comunidades rurales de muy diversos orígenes étnicos. La población indígena era descendiente de las diferentes tribus que poblaban el lugar en tiempos prerromanos, como los várdulos, vacceos, los turmogos y los celtíberos, y se dedicaba fundamentalmente a labores de pastoreo. Sobre esta población originaria se fue asentando una oleada migratoria procedente del área cántabro-pirenaica, que venía integrada fundamentalmente por clanes pertenecientes a dos pueblos diferentes: Los cántabros y los vascones.
Resultado de imagen de expansion del reino de asturiasLa expansión más temprana es la de los cántabros. La Cantabria descrita por los geógrafos romanos se extendía casi exclusivamente por territorios de la Cordillera, pero sin embargo ya a partir del siglo II y probablemente fruto de la sedentarización de este pueblo, comienza su expansión por tierras de la Meseta, testimoniada arqueológicamente por infinidad de lápidas vadinienses que registran un intenso movimiento migratorio de los habitantes de la zona de los Picos de Europa hacia la zona de Cistierna (León). Sin embargo, la colonización más intensa fue la que se llevó a cabo en el valle alto-medio del río Ebro, en las actuales provincias de Burgos y La Rioja.
De este modo, de la lectura de la Crónica del Biclarense (siglo VI), donde se describen las campañas del rey visigodo en tierras de los cántabros, se deduce que la Cantabria visigoda no coincidía con la descrita por los geógrafos romanos, sino que se extendía por las tierras de La Rioja y la Ribera Navarra. Se la describe como una región ubicada junto al territorio de los vascones, y cuya capital era una urbe que portaba el mismo nombre, la Ciudad de Cantabria, asentada un kilómetro al norte de la actual ciudad de Logroño y cuyas ruinas son aún visibles. Dicha ciudad recibió las admoniciones de San Millán, que exhortó a sus habitantes a la conversión, sino querían ser aniquilados por las fuerzas del mal. Una advertencia que no fue escuchada por los lugareños, que al año siguiente verían sus hogares destruidos por las tropas del rey arriano Leovigildo. Más tarde, este lugar fue sede del Ducado de Cantabria, creado por Ervigio a finales del siglo VI y que tenía como objetivo pacificar a los cántabros y contener la expansión vasca. Se conoce el nombre de uno de sus duques, Pedro, que fue padre del rey asturiano Alfonso I y también algunas de sus instituciones, como el Senado de Cantabria, que tenía su sede en la ciudad homónima y que es citado por San Braulio en su obra Vida de San Millán.
Todavía en el siglo XI el obispo de Astorga, Sampiro, llama a Sancho III el Mayor de Navarra Rex Cantabriensis, y ya en el reinado de García IV un noble navarro, Fortún Ochoiz, recibe el título de señor de Cameros, señor de la Val de Arnero y Señor de Cantabria.
La expansión vasca tuvo lugar a principios de la Reconquista. La toponimia demuestra que la lengua euskara fue hablada en buena parte de La Rioja y de Burgos y en las Glosas Emilianenses se conservan algunas frases en vasco que fueron anotadas probablemente por monjes hablantes nativos de esta lengua. De hecho, la lengua castellana ha heredado de la vasca su sistema fonológico y buena parte de su antroponimia (García, Sancho, Jimeno) e incluso en el poema del Mío Cid y en las obras de Gonzalo de Berceo algunos de sus personajes emplean expresiones vascuences.
En cualquier caso, la zona comenzó a caer bajo la órbita de los reyes de Asturias a partir de Ordoño I y Alfonso III, que con ayuda de sus vasallos Rodrigo y Diego Rodríguez Porcelos repoblaron la Peña de Amaya y fundaron la ciudad de Burgos.
Resultado de imagen de expansion del reino de asturiasLos primeros avances significativos desde la Cordillera Cantábrica hacia la Meseta fueron protagonizados por los foramontanos, nombre con el que se designa a los colonos que abandonaban los territorios montañosos del Norte y se dirigían hacia el Sur a colonizar el llano: Unas veces la colonización se llevaba a cabo por iniciativa de de la pequeña nobleza y los monasterios, y en otras ocasiones eran amplios grupos de parentela los que migraban a la Meseta, en un movimiento no muy diferente al que los vadinienses realizaron en los primeros siglos de nuestra era. Durante el reinado de Alfonso II fueron ocupadas la zona de Campoo, el territorio de las fuentes del Ebro así como las zonas más septentrionales de la Cuenca del Duero. Era éste un territorio difícil de colonizar, puesto que el flanco oriental del reino era con diferencia el más desprotegido: Las aceifas que se dirigían a Galicia y León habían de atravesar el Desierto del Duero, un lugar poco propicio para el aprovisionamiento de las tropas, y por ello sus bases se situaban en Toledo, Coria, Talamanca y Coimbra, poblaciones que se situaban a más de 400 kilómetros de sus objetivos. Sin embargo, la zona de la Rioja estaba relativamente poblada, se encontraba en manos de una poderosa familia de señores locales, los Banu Qasi, y estaba atravesada por una calzada romana que pasaba por Amaya y llegaba hasta Astorga. Esta misma carretera había sido utilizada por Leovigildo durante sus campañas contra los cántabros en el año 574 y por Muza, durante su extensa operación de conquista llevada a cabo en los años 712–714.
El rey Ramiro I realizó un intento de colonización y fortificación de la ciudad de León, aunque este intento fue desbaratado por una aceifa musulmana. Sin embargo, su sucesor, Ordoño, aprovechó el creciente poderío militar astur así como los problemas internos del Emirato para establecer y fortificar plazas estratégicas en la Cuenca del Duero. Rodrigo, primer conde de Castilla por Ordoño I repobló la Peña de Amaya, con lo que aseguró la presencia asturiana en la margen derecha del río Ebro.
Su sucesor, Diego Rodríguez Porcelos, procedió ya en tiempos de Alfonso III a una política aún más expansiva: Se fija la frontera oriental del condado en el río Arlanzón y los Montes de Oca. Se funda Burgos y se arrebatan a los musulmanes algunas de sus fortalezas fronterizas, como Pancorbo, que servían de base para las aceifas con las que los emires de Córdoba asolaban estas comarcas. Para proteger la frontera oriental del Reino de Asturias tuvieron que construirse multitud de castillos que pronto darían nombre a la región: Castilla.
En las décadas siguientes a la muerte de Diego Porcelos, otros nobles como Vela Jiménez, conde de Álava, o Nuño Núñez, conde de Castilla, continuarán con el avance asturiano hacia el Sur, que alcanzará el valle del Duero a principios del siglo X. Se procederá a la ocupación de la ciudad de Osma y a la penetración hacia la zona de Sepúlveda. Todas estas tierras, pertenecientes al Valle alto del río Duero, estuvieron habitadas por los celtíberos y los arévacos, y en ellas se enclavaban poblaciones de abolengo como Numantia (destruida por las tropas de Escipión), y Uxama (Osma), que según todos los indicios siguió poblada aun después de la conquista islámica. La carta de Beato a Eterio, obispo de Osma, demuestra que a finales del siglo VIII dicha ciudad seguía conservando incluso su sede obispal. El filólogo español Rafael Lapesa, expone en su obra Las lenguas circunvecinas del castellano, su tesis de que el castellano hablado en Soria así como en la zona de Montes de Oca, tenía un sustrato mozárabe, lo que parecería dar argumentos a los que afirman que hubo una continuidad demográfica y cultural en determinadas zonas de la Cuenca de Duero.

Citas Célebres:
“Una gota de alegría es un charco de esperanza.”
“Los deseos de nuestra vida forman una cadena cuyos eslabones son las esperanzas.”
“La oxidación por falta de uso gasta mucho más las herramientas que el propio trabajo.” 
“Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa, no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico.” 
“Corazón mío, no hables Puedes jugar con fuego, pero te quemarás.” 
“La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada.” 
"La historia de los hombres es un instante entre dos pasos de un caminante." 
“A la cima no se llega superando a los demás, sino superándose a sí mismo.”
“La felicidad de cada uno no consiste en esto ni en aquello sino en conseguir y gozar cada uno de lo que le gusta.”
“La alegría es como un movimiento el cual nosotros mismos tenemos el deber de seguir moviéndolo.”
“La felicidad de cada uno no consiste en esto ni en aquello sino en conseguir y gozar cada uno de lo que le gusta.”
“Olvidamos las pequeñas alegrías por lograr la gran felicidad. Son detalles de la vida que dan otro punto de vista que, quizá, sea demasiado tarde cuando las quieras valorar.”
“No siempre ganamos, ni siempre perdemos, solo aprendemos a jugar.”
“A la cima no se llega superando a los demás, sino superándose a sí mismo.”
“Fíjate cuantas veces te has caído y te has levantado... NO tomes en cuenta TODAS las veces en las que has caído... Sino las veces que te has levantado.”

OTRAS POCAS MAS DE ROSAS