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sábado, 16 de mayo de 2015

OCUPACIÓN ISLAMICA Y REVUELTA ASTUR

Evolución histórica.
Ocupación islámica y revuelta astur.
En el transcurso de la conquista islámica de España, las principales ciudades y centros administrativos de la Península fueron cayendo en manos de las tropas musulmanas. El dominio de las regiones centrales y meridionales, como los valles del Guadalquivir o del Ebro presentó muy pocos problemas para los recién llegados, que se ayudaron de las estructuras administrativas visigodas existentes, de origen romano. Sin embargo, en las montañas del norte, los centros urbanos eran prácticamente inexistentes (como Gigia) y la sumisión del país había de realizarse valle a valle. A menudo los musulmanes recurrían a tomar rehenes para asegurarse la pacificación del terreno recién conquistado.
Tras la primera incursión de Tarik que en el año 711 llegó hasta Toledo, el virrey yemení de Ifriqiya, Musa ibn Nusair, cruzó el año siguiente el Estrecho de Gibraltar y llevó a cabo una masiva operación de conquista que le llevaría capturar, entre otras, las ciudades de Mérida, Toledo, Zaragoza y Lérida. En la última fase de su campaña militar llegó hasta el noroeste de la Península donde logró apoderarse de las poblaciones de Lugo y Gijón. En esta última ciudad situó a un pequeño destacamento bereber al mando de un gobernador, Munuza, cuya misión debía consistir en consolidar el dominio musulmán sobre Asturias. Como garantía de la sumisión de la región algunos nobles, entre ellos algunas teorías apuntan que Pelayo (aunque su origen resulta desconocido), fueron llevados como rehenes de Asturias a Córdoba.
Pero, según cuentan tanto la Crónica Rotense (crónica de Alfonso III donde se considera a Pelayo como sucesor de los reyes de Toledo, con claros fines de búsqueda de legitimidad política) como la de Al-Maqqari (historiador marroquí del siglo XVI que murió en El Cairo, Egipto, y que pudo haber tomado sus fuentes de la versión anterior, y reescribirlo ocho siglos después, con nula utilidad como documento histórico), Pelayo logró fugarse de dicha ciudad durante el gobierno del valí Al Hurr (717–718) y a su vuelta a Asturias instigó una revuelta contra las autoridades musulmanas de Gijón (la identidad de don Pelayo, sigue siendo un tema abierto, siendo esta solo una de las teorías). El caudillo de los astures —cuyo origen es discutido por los historiadores— tenía entonces su morada en Bres (concejo de Piloña) y a dicho lugar Munuza envió tropas al mando del general Al Qama. Tras recibir noticias de la llegada de los musulmanes, Pelayo y sus compañeros cruzaron apresuradamente el río Piloña y se dirigieron al monte Auseva, en una de cuyas cuevas, Covadonga, se refugiaron. Allí lograron emboscar al destacamento sarraceno, que fue aniquilado. La victoria —relativamente pequeña, pues en ella intervinieron apenas unos cuantos cientos de soldados bereberes— otorgó un gran prestigio a Pelayo y provocó una insurrección masiva de los astures. Munuza, viéndose entonces aislado en una región crecientemente hostil decidió abandonar Gijón y dirigirse a la Meseta a través del Camino de la Mesa. Sin embargo fue interceptado y muerto por los astures en Olalíes (actual concejo de Grado).
Recientemente, en el Picu Homón —junto al puerto de la Mesa— y el Campamento romano de La Carisa (situada unos 15 kilómetros más al este, en el concejo de Lena, dominando los valles del Huerna y Pajares), se han llevado a cabo excavaciones por un equipo de arqueólogos, que han encontrado fortificaciones cuya datación, según los datos proporcionados por el Carbono 14, es de entre finales del siglo VII y principios del VIII: En estos lugares han sido halladas atalayas y fosos de casi dos metros, en cuya construcción y vigilancia tuvieron que participar miles de soldados, lo que requería de un alto grado de organización y de un liderazgo firme, probablemente el del propio Pelayo. Por tal motivo, los especialistas consideran que es muy probable que la construcción de dicha línea defensiva tuviera como objetivo impedir la entrada de los musulmanes en Asturias a través de los puertos de la Mesa y Pajares.

Tras la victoria de Don Pelayo en la batalla de Covadonga (722) sobre los musulmanes, se establece una pequeña entidad territorial en las montañas asturianas que dará lugar más tarde al Reino de Asturias. El liderazgo de Pelayo no era comparable al de los reyes visigodos: de hecho los primeros reyes de Asturias se autotitulaban alternativamente princeps ('príncipe') y rex ('rey') y no es hasta la época de Alfonso II cuando este último título se consolida definitivamente. En este sentido el título de princeps tenía una gran tradición en los pueblos indígenas del norte de España y su uso se constata en la epigrafía galaica y cantábrica, en la que aparecen expresiones como princeps albionu     (en una inscripción hallada en el concejo de Coaña) y princeps Cantabrorum (sobre una lápida vadiniense del municipio de Cistierna, en León). En realidad, el reino de Asturias surgió como un caudillaje sobre los pueblos de la Cornisa Cantábrica que habían resistido tanto a los romanos como a los visigodos y que no estaban dispuestos a someterse a los dictados del Imperio Omeya. La influencia de los inmigrantes provenientes del sur, huidos de al-Ándalus, irá impregnando de goticismo al reino asturiano. Sin embargo, todavía a principios del siglo IX en el testamento de Alfonso II se renegaba de los visigodos culpándoles de la pérdida de Hispania. La crónicas en las que se basa el conocimiento de la época, escritas todas en tiempos de Alfonso III cuando la influencia ideológica goticista era ya importante, son la Sebastianense, Albeldense y Rotense.
Durante las primeras décadas el control asturiano sobre las diferentes regiones del reino era aun bastante laxo, y por ello debía ser fortalecido continuamente a través de alianzas matrimoniales con otras familias poderosas del norte de la Península Ibérica: De este modo, Ermesinda, la hija de Pelayo, contrajo matrimonio con Alfonso, hijo de Pedro de Cantabria. Y los hijos de Alfonso, Fruela y Adosinda hicieron respectivamente lo propio con Munia, una vasca originaria de Álava, y Silo, un jefe local pésico del área de Flavionavia (Pravia).
Tras la muerte de Pelayo en el año 737, su hijo Favila o Fáfila es elegido monarca. A Fáfila, según las crónicas, lo mata un oso en una de las pruebas de valor normalmente exigidas a la nobleza de la época.

Citas Célebres:
“Nuestra breve vida nos impide tener grandes esperanzas.”.
“Dar a sentir lo hermoso es obra de misericordia.”
“La honradez se detiene ante la puerta y llama; el soborno entra.”
“La historia sólo es escrita por los vencedores.”
“Para hacer mal, cualquiera es poderoso.”
“Generalmente ganamos la confianza de aquellos en quienes ponemos la nuestra.”
“En el fondo son las relaciones con las personas lo que da valor a la vida.”
“El amor es un rocío que humedece al mismo tiempo las ortigas y los lirios.”
“El honor consiste en hacer hermoso aquello que uno está obligado a realizar.”
“La mujer virtuosa tiene en el corazón una fibra menos o más que las demás mujeres; es estúpida o es sublime.”
“La libertad es un hecho, y entre los hechos que observamos, no hay ninguno que sea más claro.”
"Los negocios son mi forma de hacer arte." .
“La grandeza de un hombre consiste en saber reconocer su propia pequeñez.” 
“Busca en el refugio de tu corazón la alegría de tu alma y allí encontrarás la alegría de tu cuerpo.”
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad.”
“La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada.”

OTRAS POCAS MAS DE ROSAS