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domingo, 5 de julio de 2015

Religiosidad y espiritualidad en el Reino de Asturias.

Restos de paganismo celta y megalítico.
Aunque los primeros testimonios cristianos de Asturias datan del siglo V la verdadera progresión del cristianismo en Asturias sólo tuvo lugar a partir de mediados del siglo VI, cuando toda una serie de anacoretas, como Santo Toribio de Liébana y otros monjes pertenecientes a la orden de San Fructuoso de Braga, se fueron asentando en territorios de la cordillera Cantábrica e iniciaron la predicación de la doctrina cristiana entre los lugareños.
La cristianización de Asturias avanzó de una manera muy lenta y puede decirse que jamás llegó a significar el olvido de las antiguas divinidades. Como en muchos otros lugares (aunque quizá aquí en mayor medida), pervivieron en las creencias populares coexistiendo sincréticamente con la nueva religión. En este sentido, San Martín de Braga reprendía de este modo en su obra De correctione rusticorum a los campesinos de la Gallaecia por su apego a los cultos paganos: «Muchos demonios de los expulsados del cielo presiden en el mar, en los ríos, en las fuentes o en las selvas y se hacen adorar de los ignorantes como dioses. A ellos hacen sacrificios: en el mar invocan a Neptuno; en los ríos, a las Lamias; en las fuentes, a las Ninfas; en las selvas, a las Dianas».
El folclorista asturiano Constantino Cabal fue el que sostuvo por vez primera la existencia de parentesco etimológico, hoy generalmente aceptado por los filólogos, entre el vocablo latino diana, que menciona la cita de San Martín de Braga, y el asturiano xana, que designa a la conocida criatura de la mitología asturiana: ello podría indicar la existencia de una cierta continuidad entre la antigua religión astur y las creencias míticas presentes en la actualidad en las zonas rurales de Asturias. No en vano el arroyo que brota del santuario de Covadonga lleva aun hoy el nombre de la antigua diosa celta Deva, a cuyo culto estaba consagrado el lugar antes de su cristianización. Según otros autores, deva es una palabra céltica e indoeuropea que significa simplemente diosa, por lo que sería posible que tras esta denominación se escondieran otras divinidades femeninas como Navia o Briga. En todo caso, Deva era una advocación que, según la opinión de renombrados historiadores, etnólogos y filólogos, gozaba de gran predicamento en época precristiana, tal y como testimonian topónimos como La Isla de Deva (en Castrillón) o el pozo del Güeyu la Deva (Gijón). De la primera se dice aun hoy que vienen las niñas que nacen en el territorio de dicho concejo. Del Güeyu la Deva, que sus aguas rojas no son más que la sangre de los moros derrotados en la batalla de Covadonga.
En el valle medio del Sella, zona donde se asienta Cangas de Onís, existía un área dolménica que databa de época megalítica, probablemente del periodo 4.000–2.000 a. C. En ella, particularmente en el dolmen de Santa Cruz, se realizaban los enterramientos rituales de los jefes tribales de la comarca. Dicha práctica pervivió tras las conquistas romana y visigótica, y lo hizo hasta tal punto que todavía en el siglo VIII el rey Favila fue enterrado allí, en el mismo lugar donde reposaban los restos de caudillos ancestrales. Aunque la propia monarquía asturiana patrocinó la cristianización del lugar (ordenando la edificación de una iglesia), lo cierto es que aun hoy existen tradiciones paganizantes que afirman que el dolmen de Santa Cruz está poblado por xanas y que la tierra que se extrae de su suelo tiene propiedades curativas.
Según la lápida encontrada en la tumba de Favila, la iglesia fue consagrada en el año 738 por un personaje llamado Asterio, al que se califica de vate, palabra latina que quiere decir 'adivino, profeta', y que tiene cognados en las lenguas célticas, como el gaélico irlandés oaith, que designaba a aquellos bardos que realizaban profecías y adivinaciones (por ejemplo, el mago Suibhne, equivalente irlandés de Merlín). Esta terminología contrasta con la que encontramos en los textos cristianos más comunes, donde se suele designar a los sacerdotes con el término presbyterus (del griego Πρεσβυτερος, 'hermano mayor').
En tal sentido, no está de más recordar que la cristianización de Asturias se llevó a cabo por vías no demasiado ortodoxas: el Parroquial Suevo atribuía a la sede de los bretones las parroquias existentes en el territorio asturiano, por lo que es probable que las primitivas formas de cristianismo usuales en Asturias no difirieran demasiado de las existentes entre las iglesias celtas de las islas Británicas, entre ellas la tonsura de sus monjes, que por sus reminiscencias paganas fue condenada por el IV Concilio de Toledo. Quedan hoy en día en Galicia numerosas leyendas pías relativas a religiosos que viajaron por mar hasta las costas del Paraíso, como por ejemplo San Amaro, Trezenzonio o Ero de Armenteira: leyendas que guardan enormes paralelismos con las historias de San Brandán el Navegante, San Maclovio de Gales o los imramma irlandeses. Por otro lado, lo cierto es que el paganismo influyó incluso en las prácticas de la Iglesia Católica en Asturias: no era infrecuente que los sacerdotes participasen en los conjuros para impedir la llegada del Ñuberu a una determinada parroquia, y en la figura de los freros se conservan los últimos vestigios de la poesía mitológica en la Asturias tradicional.

El proceso de cristianización fue fomentado por los reyes de Asturias, que a diferencia de los monarcas de la Inglaterra pagana (como Penda de Mercia), de la Irlanda gaélica (Conn el de las Cien Batallas) o la Sajonia del siglo VIII (el duque Witikindo), no cimentaron su poder sobre las tradiciones religiosas indígenas sino que tomaron sus mitos fundacionales de los textos de las Sagradas Escrituras cristianas (particularmente del Apocalipsis, y de los libros proféticos de Ezequiel y Daniel) y de los textos de los Padres de la Iglesia.

Citas Célebres:
“Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.” 
“La probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien una vez al año.”
“El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.” 
“Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.” 
“Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.” 
“Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.” 
“Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.” 
“La gente, en general, soporta mucho mejor que se hable de sus vicios y crímenes, que de sus fracasos y debilidades.” 
“La violencia es el miedo a los ideales de los demás.” 
“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.” 
“Desconfío de la incomunicabilidad; es la fuente de toda violencia.” 
“Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré a un hombre que no tenía píes, y me sentí contento de mi mismo.”
“Más vale feo y bueno que guapo y perverso.”
“Una buena acción es una lección insolente para los que no tienen el valor de ejecutarla.” 
“Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto.” 
“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino.” 

OTRAS POCAS MAS DE ROSAS