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sábado, 3 de octubre de 2015

CONCEJOS ASTURIANOS: CONCEJO DE BOAL

Edad Moderna.
Este sistema de partidos estuvo vigente hasta la llegada del rey Felipe II, que obtuvo permiso del Papa Gregorio XIII para desmembrar y vender cualquier villa, lugar y jurisdicción, lo que le permitió obtener financiación para sus guerras y para pagar la gran deuda que mantenía. Hubo intentos de compra por particulares (con la intención de ascender en la escala social) de jurisdicciones, pero lo más normal fue la compra por el pueblo.
Esto propiciaría que, en estos años, Boal se desligara de la jurisdicción eclesiástica y se emancipara del Concejo de Castropol donde se encontraba integrado. En 1579, Alonso López de Navia y Bolaño, vecino de la villa de Navia, dio poder a Pedro Bermúdez para concertarse con Alonso de Camino, quien inicialmente hizo asiento de las feligresías de Serandinas, Boal, Doiras, Pesoz, Coaña, Trelles, Villacondide, etc., pretendiendo comprarlas, para poco después traspasar a Rui García de Cangas las feligresías de Boal, Serandinas y Doiras, reduciendo así gastos.
El temor de los pueblos a pasar a depender de señores particulares, con los atropellos que estos cometían con los vecinos, hizo que éstos se "comprasen" y se fuesen incorporando a la Corona. Así, las feligresías de Boal, Serandinas y Doiras se redimieron en 1580, pasando a tener la condición de realengo. La carta de redención esta fechada el 24 de abril de 1581 habiendo satisfecho los vecinos por la redención del Concejo de Boal la cantidad de 2.011.285 maravedíes.
La definitiva independencia de Boal como concejo tuvo lugar en 1584, cuando representantes de los vecinos de las feligresías se reunieron, redactando las primeras ordenanzas municipales, y acordando asimismo la forma de elegir los cargos de concejales, alcalde, alguaciles, procuradores, etc. Así, las feligresías pasaron a ser villa con jurisdicción civil y criminal, y los representantes se reunirían una vez al año para elegir los cargos citados. La capitalidad del concejo pasó en esta época por diversas localidades del mismo (Prelo, Armal, Castrillón, y la propia villa de Boal), pero retornaría a Boal definitivamente en 1791.
Durante los siglos XVII y XVIII, en que la actividad claramente predominante en Boal fue la agricultura y la ganadería, el concejo se pobló de bonitas casas solariegas y palacios desaparecidos casi en su totalidad, salvo algunas excepciones como el Palacio de Miranda, en la localidad de Prelo. Sin duda, el siglo XVIII fue el más próspero para el concejo ya que, aparte de la fundamental actividad agrícola y ganadera, cobró notable importancia la industria artesanal, contándose en el concejo, a mediados de ese siglo, 4 batanes, 8 mazos para estirar hierro, una ferrería, y 42 molinos de grano.
Siglo XIX.
Es sabido, además, que en el curso de la guerra de la Independencia española, las tropas francesas ocuparon Boal en la creencia de que en la villa existía una fábrica de armas. Un grupo de vecinos boaleses participó en la "Alarma del cerezal" (un grupo de gente que se reunía para impedir una invasión o defenderse del enemigo), pero no pudieron evitar que el 19 de marzo de 1809 los soldados de Maurice Mathieu invadiesen la villa, estableciendo un campamento en Llaviada, y provocando numerosas muertes, saqueos y destrozos.
Pocos años después, en 1814 y 1820, Serandinas trataría, infructuosamente, de constituirse en concejo independiente de Boal. Asimismo, en julio de 1823 fueron notables los destrozos causados por un grupo de unos 24 asaltantes, comandados por Miguel Álvarez Samartino de la Trapa, quienes robaron dinero de las contribuciones y rompieron documentos de la secretaría municipal. Se cree que en esos destrozos pudieran haber participado dos vecinos de Armal, que no pudieron ser presos, pues su pueblo los habría encubierto.
Durante la guerra carlista el concejo fue invadido nuevamente: en 1836, entró en Boal un grupo guerrillero mandado por el cabecilla San Breixo, que al año siguiente fue detenido y fusilado en el cementerio de Piantón por una milicia formada en Boal. Poco después, en 1837 se inauguraría la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, y en 1842, la casa consistorial y la cárcel.
Dignos de mención son otros sucesos acaecidos en el concejo en este siglo. Así, en 1854 y 1855, una epidemia de cólera se dejó sentir en la zona, si bien sin excesiva virulencia (véase: Pandemias de cólera en España). No sería ese el caso de la epidemia de viruela de 1870, mucho más grave y mortífera.
También en el siglo XIX, Boal vio nacer a uno de sus personajes más ilustres, Bernardo Acevedo y Huelves, cuyo nombre lleva hoy la biblioteca pública municipal, y entre cuyas obras cabe destacar “Boal y su concejo”, retrato muy clarificador sobre el modo de vida y las costumbres en el municipio a finales del siglo XIX, y que muestra la importancia que en esa época tenía en el municipio la industria de la forja del hierro, hoy desaparecida.

En relación con ésta, cabe destacar la revuelta de 1895, en la cual los herreros del concejo destruyeron todas las máquinas para hacer tachuelas que un empresario local, Víctor Sánchez, estaba instalando en la localidad de Armal, para así iniciar una industria fuerte de la fabricación de clavos capaz de hacer frente a la gran competencia externa, básicamente inglesa, que finalmente terminaría por hacer inviables los modos tradicionales de trabajo del hierro en el concejo.

Citas Célebres:
"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano."
“La vida es un juego; participa en él. La vida es demasiado preciosa; no la destruyas.”
"El que no se atreve a ser inteligente, se hace político."
“La vida se nos da y la merecemos dándola.”
“Una revolución es el triunfo de los ambiciosos de abajo sobre los medrosos de arriba.”
"Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad."
“Oír con paciencia es a veces mayor caridad que dar. Muchos infelices se van más encantados de la atención con que escuchamos el relato de sus penas, que de nuestro óbolo.”
“Es de sentido común elegir un método y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar con otro. Pero, sobre todo, intentar algo.”
"A buen fin no hay mal principio."
“Yo no despreciaré a ninguno de mis enemigos si es bueno, ni ensalzaré a ninguno de mis amigos si es malo.” 
“Nada hay más terrible que una ignorancia activa.” 
“Dos cosas me admiran: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres.” 
“Sólo hay un modo seguro de dar una vez en el clavo, y es dar ciento en la herradura. Algunos tienen la buena estrella de dar en el clavo la primera vez. Hay que perseverar en el intento.” 
“Cambiar de horizonte es provechoso a la salud y a la inteligencia.” 
“Los poetas son los hombres que han conservado sus ojos de niño.” 

OTRAS POCAS MAS DE ROSAS