Expansión inicial.
A Fáfila le sucede Alfonso I, que heredó
el trono de Asturias gracias a su matrimonio con la hija de Pelayo, Ermesinda.
La crónica Albeldense narra como Alfonso llegó al reino en algún momento
posterior a la batalla de Covadonga para contraer matrimonio con Ermesinda. La
muerte de Favila posibilitó su acceso al trono así como la llegada al poder de
la que llegaría a ser una de las familias más poderosas del Reino de Asturias:
La Casa de Cantabria. Si bien en un principio únicamente Alfonso se desplazó a
la corte de Cangas, lo cierto es que, tras la progresiva despoblación de la
Meseta y del Valle Medio del Ebro, donde se situaban las principales plazas
fuertes del Ducado de Cantabria como Amaya, Tricio o la Ciudad de Cantabria,
los descendientes del duque Pedro se retiraron desde tierras riojanas hacia el
área cantábrica y allí llegaron con el tiempo a hacerse con los destinos del
Reino de Asturias.
Será Alfonso el que inicie la expansión
territorial del pequeño reino cristiano desde su primer solar de los Picos de
Europa avanzando hacia el oeste hasta Galicia y hacia el sur con continuas
incursiones en el valle del Duero tomando ciudades y pueblos y llevando a sus
habitantes hacia las zonas más seguras del norte. Esto provocará el
despoblamiento estratégico de la meseta creando el Desierto del Duero como
protección contra futuros ataques musulmanes.
Este despoblamiento, defendido por
Claudio Sánchez-Albornoz, es puesto en duda hoy en día, por lo menos en lo que
se refiere a su magnitud. Las principales ideas para refutarlo son por un lado
la conservación de la toponimia menor en múltiples comarcas así como el hecho
de que aun hoy en día existan grandes diferencias, tanto desde el punto de
vista de la antropología biológica como desde la cultural, entre los habitantes
de la zona cantábrica y los de la Meseta Central. Lo que sí es cierto es que en
la primera mitad del siglo VIII tuvo lugar en el valle del Duero un proceso de
ruralización que trajo consigo el abandono de la vida urbana y la organización
de la población en pequeñas comunidades de pastores. Como causas de dicho
proceso pueden citarse las siguientes: La quiebra definitiva del sistema de
producción esclavista existente desde tiempos del Bajo Imperio, la propagación
continuada de grandes epidemias en la zona, y por último el abandono de Al
Ándalus por parte de las guarniciones bereberes tras la revuelta de los años
740 y 741. Todo ello posibilitó el surgimiento de un espacio poco poblado y sin
organizar que aisló al reino asturiano de las acometidas musulmanas y le
permitió afianzarse progresivamente.
Por lo demás, las campañas de los reyes
Alfonso I y Fruela en valle del Duero no debían ser muy diferentes a las
razzias que los astures realizaban por la misma zona en época prerromana:
Inicialmente la expansión asturiana se lleva a cabo fundamentalmente a través
del territorio cantábrico (desde Galicia hasta Vizcaya) y será necesario
esperar hasta los reinados de Ordoño I y Alfonso III para que el Reino de
Asturias tome posesión efectiva de los territorios situados al sur de la
Cordillera.
Fruela I, hijo de Alfonso I, consolida y
amplía los dominios de su padre. Es asesinado por su miembros de la nobleza
vinculados a la casa de Cantabria
Transformaciones sociales y políticas.
Las fuentes escritas son muy concisas en
lo referido a los reinados de Aurelio, Silo, Mauregato y Bermudo I.
Generalmente este período, con una duración de veintitrés años (768–791), ha
sido considerado como una larga etapa de oscuridad y repliegue del reino de
Asturias. Esta visión sostenida por algunos historiadores, que incluso
denominaron a esta fase de la historia del reino asturiano como la de los Reyes
holgazanes, ha sido debida a que en ese momento parece que no se dieron
importantes acciones bélicas contra al-Ándalus. Sin embargo, esas mismas
fuentes escritas permiten decir que durante esos años se produjeron relevantes
y decisivas transformaciones en lo relativo a las cuestiones internas de reino
asturiano. Todas ellas prepararon y dieron una base, en todos los órdenes y
aspectos, para su posterior afianzamiento y expansión de Asturias.
En primer lugar, fue en esos años cuando se
constata la primera rebelión interna astur protagonizada por el propio
Mauregato, que expulsó del trono a Alfonso II de Asturias. Con ella, se inició
en Asturias una serie de rebeliones protagonizadas por ascendentes grupos
aristocráticos palaciegos y de grandes propietarios que, en base al creciente
desarrollo económico de la zona, trataban de desplazar del poder a la familia
reinante de Don Pelayo. Las importantes rebeliones de Nepociano, Aldroito y
Piniolo, durante el posterior reinado de Ramiro I, forman parte de este proceso
de transformación económico, social, político y cultural del reino asturiano,
sucedido entre los siglos VIII y IX.
En segundo término, en esa época
fracasaron las sublevaciones periféricas de galaicos y vascones, que fueron
abortadas por los reyes asturianos. Dichas revueltas, su vez, se aprovecharon
de las rebeliones internas de la zona central y oriental de Asturias; y en
ciertas ocasiones, dieron su ayuda a unos u otros contendientes de la
aristocracia asturiana: refugio de Alfonso II en tierras alavesas, tras su
huida; el apoyo a la sublevación de Nepociano en algunas zonas asturianas o la
unión de los galaicos a la causa de Ramiro I.
Por último, otros datos hablan de
importantes transformaciones internas del reino asturiano en ese momento. Son
las sublevaciones de los libertos (serbi, servilis orico y libertini, según las
Crónicas) acaecidas durante el reinado de Aurelio. Las relaciones de propiedad
entre dueño y esclavo poco a poco se fueron rompiendo. Este hecho, unido al
progresivo papel del individuo y de la familia restringida en detrimento del
papel que hasta ese momento había jugado la familia amplia, es un indicio más
de que una nueva sociedad estaba surgiendo en la Asturias de finales del siglo
VIII y comienzos del siglo IX.
A Fruela I le sucede Aurelio, nieto de
Pedro de Cantabria, que instalará la corte en terrenos de lo que actualmente es
el concejo de San Martín del Rey Aurelio, antes perteneciente a Langreo, entre
los años 768 y 774. Al morir éste, le sucede Silo, que traslada la corte a Pravia.
Silo estaba casado con Adosinda, una hija de Alfonso I (y por lo tanto, nieta
de Pelayo).
Al morir el rey Silo es elegido rey el
joven Alfonso II (que más adelante, en 791, volvería a recuperar el trono),
pero Mauregato, hijo bastardo del rey Alfonso I, organiza una fuerte oposición
y consigue que el nuevo rey se retire a tierras alavesas (su madre, Munia, era
vascona) adjudicándose el trono asturiano. Este rey, pese a la mala fama que la
historia le adjudica, mantuvo buenas relaciones con Beato de Liébana, quizás la
figura cultural más importante del reino, y le apoyó en su lucha contra el
adopcionismo. La leyenda dice que este rey era hijo bastardo de Alfonso I con
una mora, y le atribuye el tributo de las cien doncellas. Le sucede Bermudo I,
hermano de Aurelio. Se le llama el diácono, aunque probablemente solo recibiera
votos menores. Bermudo abdica tras una derrota militar, acabando su vida en un
monasterio.
Citas Célebres:
“La vida fluye como los ríos y nadie
puede bañarse dos veces en la misma agua.”
“La
suerte, suceso donde favorece al individuo y el deseo de todos.”
“Comencemos
con mucha alegría, sigamos con una sonrisa y terminemos con carcajadas para
alimentar nuestras almas.”
“Si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo
es el mayor de los derroches.”
“Antes
hay que desconfiar del que busca razones por las que nos beneficia, que del que
nos beneficia sin buscar razones.”
“No pienses nunca mal de nadie. Pensar mal es la
mejor manera de que las buenas obras de los demás no te sirvan de edificación.”
“No se percatan que la televisión, es tal
vez aún peor que la escuela obligatoria.”
"La prudencia guarda en seguridad a la vida,
pero pocas veces la hace dichosa."
“Un hecho vale más que todo un mundo de promesas.”
“La curiosidad vence al miedo más fácilmente que el
valor.”
“Las pasiones son los viajes del corazón.”
“Perdona siempre a los demás, nunca a ti mismo.”
“El hombre de talento es naturalmente inclinado a la
crítica, porque ve más cosas que los otros hombres y las ve mejor.”