lunes, 6 de julio de 2015

Religiosidad cristiana: milenarismo y culto jacobeo

Durante los reinados de Silo y de Mauregato se sentaron las bases de la cultura del Reino de Asturias y de la España cristiana de la Alta Edad Media. En este periodo aparentemente anodino, en el que los reyes de Asturias se sometieron a los dictados de los emires cordobeses, vivió Beato de Liébana, que es probablemente la mayor figura intelectual del Reino de Asturias, y cuya obra dejó una huella imperecedera en la cultura cristiana de la Reconquista.
Los soberanos andalusíes gustaban de integrar en sus harenes a mujeres de piel clara procedentes del Norte de España. Como consecuencia de ello, los emires y califas de Córdoba, cuyas madres y abuelas eran asturianas o vascas, eran genéticamente norhispanos. De hecho, el califa Abderramán III tenía la tez pálida y los ojos claros, y solía teñir de color moreno su larga cabellera rubia. Paradójicamente Mauregato (y tal vez también Silo), nació de madre musulmana (bereber).
Beato se vio directamente involucrado en la querella adopcionista, en el seno de la cual combatió con fuerza a Elipando, obispo de Toledo. Los adopcionistas defendían que Jesucristo nació hombre y que sólo tras su muerte y resurrección fue adoptado por el Padre y adquirió la cualidad divina. El adopcionismo tenía raíces en el arrianismo, que negaba la divinidad de Cristo, y en el paganismo grecorromano, donde existían algunos ejemplos de héroes como Hércules que después de su muerte alcanzaron la apoteosis. No han de descartarse asimismo influencias musulmanas en el surgimiento del adopcionismo, pues Elipando fue impuesto en su cargo por las autoridades musulmanas, cuya religión negaba la divinidad de Jesús, al que se consideraba profeta pero no Hijo de Dios. Sin embargo, la herejía adopcionista fue combatida por Beato desde su monasterio de Santo Toribio de Liébana, al par que defendió la independencia de la iglesia asturiana frente a la toledana y estrechó lazos con Roma y el Imperio Carolingio: En este sentido, Beato fue apoyado en su lucha contra la iglesia toledana por el Papa así como por Alcuino de York, estudioso anglosajón afincado en Aquisgrán con el cual cultivó una gran amistad.
La obra de mayor trascendencia creada por Beato fueron sus Comentarios al Apocalipsis, que fueron copiados en manuscritos en los siglos posteriores (denominados usualmente Beatos) y de los que el escritor italiano Umberto Eco ha llegado a decir: «Sus fastuosas imágenes han dado lugar al mayor acontecimiento iconográfico de la historia de la humanidad».[34] Beato expone en ellos una interpretación personal del relato apocalíptico, a la que añade citas procedentes del Antiguo Testamento y de los Padres de la Iglesia, y todo ello acompañado por magistrales ilustraciones.

En los Comentarios se da una nueva interpretación a los símbolos del Apocalipsis: Babilonia ya no representa a la ciudad de Roma, sino a Córdoba, sede de los emires de Al Ándalus; la Bestia, antiguo símbolo del Imperio Romano, encarna ahora al invasor islámico que amenazaba con destruir la cristiandad occidental y que en esa época atribulaba con sus frecuentes razzias a los territorios del Reino de Asturias.

Citas Célebres:
“El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad.” 
“Los hombres que no perdonan a las mujeres sus pequeños defectos jamás disfrutarán de sus grandes virtudes.” 
“Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza.” 
“Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro, no tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor, diciendo: ¡sé que tú no eres así!” 
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.” 
“El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.” 
“Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad.” 
“La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande.”
"Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar." 
“La casa de un hombre es su castillo”. 
“Vivir sin amar no es, propiamente, vivir.” 
“Lo que de raíz se aprende nunca del todo se olvida.” 
“El fin es ser feliz. Sólo se consigue lentamente. Exige una aplicación cotidiana.” 
“Quienes esperan cosechar las bondades de la libertad deben soportar la fatiga de defenderla.” 
“No es la recompensa lo que eleva el alma, sino la labor que le ha valido esa recompensa.” 

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